miércoles, 29 de julio de 2009

Meditación del testigo

Observa los pensamientos que surgen en tu mente. Puede que observes diversas imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas y temores, todos los cuales surgen espontáneamente en tu consciencia. Surgen, permanecen unos instantes y luego se van. Estos pensamientos y sensaciones surgen en tu consciencia de este momento, y esa consciencia es muy simple, relajada y espontánea. Sin esfuerzo ni dificultad, eres un testigo de todo ello.

Así que observa: puedes ver flotar las nubes porque no eres esas nubes, eres quien las está mirando. Puedes sentir sensaciones corporales porque no eres esas sensaciones: eres el testigo de esas sensaciones. Puedes ver cómo flotan los pensamientos porque tú no eres esos pensamientos -sino un testigo de su presencia-. En forma natural y espontánea, todas estas cosas surgen, por sí solas, en tu darte cuenta presente, sin que medie esfuerzo de tu parte.

Y entonces, ¿quién eres tú? No eres los objetos de allá afuera, no eres las sensaciones, no eres los pensamientos -sin esfuerzo, eres un testigo de la presencia de todos éstos, de modo que no eres ellos. ¿Quién o qué eres tú?

Dilo de este modo para ti mismo: tengo sensaciones, pero no soy esas sensaciones. ¿Quién soy? Tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy? Tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy?

Así que retrocedes hacia la fuente de tu propia consciencia. Retrocedes hacia el Testigo, y descansas en el Testigo. No soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los deseos, no soy los pensamientos.

Pero entonces, por lo general las personas cometen un gran error. Creen que, si descansan en el Testigo, van a ver algo o sentir algo, algo realmente exquisito y especial. Pero no verás nada. Si ves algo, se tratará simplemente de otro objeto: otra sensación, otro pensamiento, otra sensación, otra imagen. Sin embargo, todos éstos son objetos: no eres ninguno de éstos.

No es así: mientras descansas en la realización del Testigo -no soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los pensamientos- todo lo que observarás es una sensación de libertad, una sensación de liberación, una sensación de alivio... alivio de la tremenda limitación que implica el identificarse con estas pequeñeces, pequeños objetos finitos, tu pequeño cuerpo, pequeña mente y pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden ser vistos y, por lo tanto, no son Aquél que ve, el verdadero Yo, el Testigo puro, aquél que realmente eres.

Así que no verás nada en especial. Lo que surja está bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones flotan en el cuerpo, los pensamientos flotan en la mente -y, sin esfuerzo, tú eres testigo de todo esto-. Todo esto surge espontáneamente y sin esfuerzo en tu consciencia presente. Y esta consciencia que es testigo no es, en sí, nada específico que puedas ver. Es, simplemente, una gigantesca sensación de libertad -o de vacío puro- en el trasfondo. Y en ese vacío puro -que es lo que eres- surge el mundo entero de lo manifiesto. Tú eres esa libertad, esa apertura, ese vacío -y no alguna de las cosas que surgen de allí-.

Descansando en ese atestiguar vacío, libre, fácil y carente de esfuerzo, observa que las nubes surgen en el amplio espacio de tu consciencia. Las nubes surgen en tu interior -tan así es que puedes saborear las nubes, eres uno con las nubes-. Es como si estuviesen a este lado de tu piel... están tan cerca. El cielo y tu consciencia se han vuelto uno solo, y todas las cosas en el cielo flotan sin esfuerzo a través de tu propia consciencia. Puedes besar al sol, tragarte la montaña... están así de cercanos. El Zen dice, “Tómate el Océano Pacífico de un solo trago”, y eso es lo más fácil de hacer cuando adentro y afuera ya no son dos, cuando sujeto y objeto no son dos, cuando el que mira y lo mirado son Un Solo Sabor Único. ¿Lo ves?

Ken Wilber One taste

9 comentarios:

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

lo veo y lo siento
besos y amor
je

Adelina dijo...

Me gusta...Es un buen ejercicio para hacer, y además un descanso para nuestra mente; pero...no duramos mucho en ello, y seguirems identficándonos con todo, asumiendo todo, cargando un peso terrible a veces.

Un beso, me encanta leerte...

sidharta dijo...

Buen post de Ken Wilber, considerado el Einstein de la consciencia. Es un excelente ejercicio para darse cuenta de la lo ilusorio que es el ego, el cual no existe como tal, no tiene esencia, sustancia, es pura ilusión, es apego a unos pensamientos. El testigo sería el espejo, y lo que refleja serían los pensamientos, sentimientos...así, el espejo nunca pensaria que es aquello que refleja, nunca se apegaria a aquello que refleja. Así de sencillo.

Sundance dijo...

Me recuerda algo a Descartes...de mi época de COU... qué tiempos!
Tengo para pensar un buen rato.
A veces, sólo a veces, siento esa unión, como que cosas distintas se alinéan en un único plano y entonces ya no hay conflicto, sólo la voluntad clara de hacer algo y el conocimiento preciso de como llevarlo a cabo.

Me ha gustado mucho, con tu permiso, te agrego.

Un abrazo!

El lobo estepario dijo...

Hola Sedemiuqse, gracias por tu comentario.

Besos y amor.

El lobo estepario dijo...

Hola Sakkh, todo es paciencia y práctica. Pero sin caer en la dependencia...

Un beso.

El lobo estepario dijo...

Hola Sidharta, así de sencillo.

Un abrazo.

El lobo estepario dijo...

Hola Sundance, y bienvenida.

Descartes era demasiado racionalista: pienso luego existo. Aquí se trata de pensar lo justo... Sólo lo necesario.

El resto del tiempo hay que fundirse con el entorno.

Un abrazo.

Emil dijo...

llegué buscando algo que no pensaba encontrar aquí.

Gratamente sorprendido.

Saludos!